El Estado de Israel ha decidido cerrar las puertas de Belén y Jerusalén a los cristianos que viven en Gaza. La decisión ha sido enmarcada dentro de «motivos de seguridad» y se ha anunciado a escasos días de que comience la Navidad, festividad cristiana que suele congregar a mucha gente en la ciudad donde, según la Biblia, nació Jesucristo hace más de 2.000 años.

Los responsables de la comunidad cristiana de Gaza esperan que el Estado judío recapacite y levante la prohibición. Aunque de momento el paso de Erez permanece cerrado para ellos y para la mayoría de gazatíes.La presión que impera en la zona ha provocado que, en los últimos años, el número de cristianos se haya reducido de unos tres mil a apenas un millar, de los cuales la mayoría profesan la fe ortodoxa griega y un reducto de 117 personas la católica.

Algunos de los afectados por esta prohibición han declarado que el motivo ofrecido por Israel no es más que una «excusa» y apelan a que líderes internacionales, como Donald Trump, se pronuncien respecto a este veto. La autoridades israelíes concedieron, en 2018, permiso a alrededor de 700 cristianos de Gaza para desplazarse a ciudades santas y clave en la religión cristiana como Belén, Jerusalén o Nazaret. Pero el pasado jueves, una portavoz del Cogat, órgano dependiente del ministerio de Defensa comunicó que este año solamente se concederían permisos para personas mayores de 45 años y, en ningún caso, para visitar ciudades en Israel o Cisjordania: solo podrán acceder al puente de Allenby  para cruzar a Jordania.

Los afectados por la prohibición emplazan la decisión de Israel en un «castigo colectivo» y recuerdan que es Tierra Santa y que por Gaza pasó la Sagrada Familia camino de Egipto, recuerdan una y otra vez los fieles para reivindicar la importancia de su presencia aquí