En un mundo desespiritualizado, desencantado y desorientado muchos se preguntan: “¿Qué significa ser musulmán?» Es una pregunta importante. Especialmente en un momento en que la brecha entre lo que se dice y lo que se hace es a veces amplia. En muchas noticias, el Islam, a pesar de sus claros principios, sufre múltiples manipulaciones, de las cuales obviamente es inocente. Es hora de dar prioridad al conocimiento y reducir la ignorancia sobre esta religión.

El Corán es claro: el musulmán es el que cree sinceramente en el Creador Único de los mundos, Aquel a quien nada se parece, el Infinito, que habló por última vez a la humanidad a través del Libro revelado al Profeta (PB). También es la creencia en el Juicio Final, en el Más Allá, en los Ángeles, en el Paraíso y en el Infierno. Esta actitud debe traducirse en ritos y buenas obras.

Cinco obligaciones religiosas, llamadas los “pilares del Islam” en un hadiz que forma la Sunnah (actos y dichos del Profeta (PB)), nos permiten comprender la figura del musulmán. Este debe imponerse una sana disciplina en su vida espiritual mediante las buenas acciones, dando el ejemplo y sin tratar de imponer su punto de vista a los demás: “¿Acaso ordenáis a la gente que sea virtuosa y vosotros mismos lo olvidáis, a pesar de que recitáis la Escritura (Sagrada)? ¿Es que no razonáis?” (2:44)

La fe

El Corán tiene como objetivo educar el comportamiento espiritual y humano a fin de facilitar la convivencia pacífica entre los humanos y prepararse para el Más Allá. No es una fe que se contenta con consolar o que le da la espalda al mundo terrenal. Basado en una fe reflexiva, trata de crear a un ser humano responsable, pacífico, educado, creativo y virtuoso que trabaje en pro de una vida futura llena de felicidad. El Corán apunta tanto a la autonomía del individuo como al fortalecimiento de la comunidad.

El Profeta (PB) dijo: “He venido a perfeccionar la educación de los humanos” (1). El Corán define la fe como una respuesta al llamamiento del Creador de los mundos: “¡Oh, los que creéis! Responded a Dios y al Mensajero cuando os invitan a lo que os da vida y sabed que Dios se sitúa entre el hombre y su corazón y que seréis congregados hacia Él”. (8:24). Convertirse en musulmán es, pues, responder al llamamiento coránico para vivir una vida virtuosa y saludable y adorar a Dios.

Se trata de descubrir nuestro origen, nuestra humanidad, practicar la sabiduría, hacer el bien y abstenerse de actos ilícitos e inmorales.

“Quienes creen y no mezclan su fe con impiedad, disfrutarán de seguridad y serán bien guiados”

(6:82)

Todos son libres para escoger sus creencias, pero el ser incrédulo o ateo se define como una forma de ceguera ya que significa negar el origen de la vida y su propósito. “Pero quien se aparte de Mi recuerdo tendrá una vida difícil y el Día del Levantamiento le resucitaremos ciego. Dirá: «¡Dios mío! ¿Por qué me resucitas ciego, si yo veía?” Dirá: “Así como te di Nuestras señales y tú las olvidaste, de la misma manera hoy tú eres olvidado.” (20:124-126)

La revelación presenta al humano dotado de la capacidad de creer y del defecto de la incredulidad o el rechazo.

“…inspirándole lo que la corrompe (al alma) y el temor que la mantiene a salvo: Ciertamente, habrá triunfado quien la purifique y habrá fracasado quien la corrompa”

(91: 7-10)

La palabra îman, que significa “fe” en árabe, tiene la misma raíz que la palabra aman, que significa tranquilidad de corazón, la serenidad y la paz, y que la palabra al amana que significa depósito, responsabilidad.

Al îman es una fe segura y reflexiva, no es una creencia incierta, vacilante, irracional o supersticiosa. Está vinculada al conocimiento y al sentido común, y es lo opuesto a la negación de la evidencia. Pero todos son libres para creer o no. La fe no es una simple creencia; es demostrar libremente la confianza en la paz, el significado de la palabra islam, y, sobre todo, confiar en el Creador. El Islam es ignorado por los no musulmanes y por algunos de los musulmanes.

Tener fe significa, pues, en primer lugar, aceptar voluntariamente confiar en el Creador, el Dios Único, el Absoluto y en la Revelación que recibió el Profeta (PB), creyendo en ellos sinceramente desde el fondo de su corazón, de ahí la importancia de la intención. Quien dé testimonio de esta verdad es un creyente musulmán.

El musulmán es quien considera que la puesta en práctica de los preceptos es vital, mientras practica el iytihad, el esfuerzo de interpretación. Los teólogos clásicos del Islam, como Al Asharî y al Ghazâlî, dijeron que el origen de la fe significa creer en los mandatos de Dios, quien confió el hogar de la Tierra al hombre, y obedecerlos. El concepto de iman implica una fe reflexiva, porque quiere ser una convicción firme, respaldada por pruebas lógicas.

Los eruditos musulmanes acuerdan definir la fe como la aceptación sincera y reflexiva de la misión dada por Dios de adorarlo en formas múltiples y concretas. El amor a Dios sobre todas las cosas, el trabajo bien hecho, una sonrisa para los demás, la ayuda dada a las criaturas más débiles, los pensamientos piadosos, un estilo de vida limpio, el amor hacia el país, el respeto por la naturaleza, el conocimiento profundo y la protección del bien común forman parte de la fe; no solo los cinco pilares de la práctica religiosa.

Un hadiz recopilado por Muslim y transmitido por Umar ibn Jattab señala: “Un día que estábamos sentados en la casa del Mensajero de Dios (PB) y se nos apareció un hombre con ropas blancas brillantes y cabello muy negro, sin rastro visible de viaje. Nadie entre nosotros lo conocía. Se sentó frente al Profeta (PB) y luego le dijo: “¡Oh Muhammad! Infórmame sobre al islam”.

El Profeta (PB) respondió: “El Islam es testificar que no hay más dioses que Dios y que Muhammad es Su mensajero, realizar la oración, dar limosnas purificadoras, ayunar en el mes de Ramadán y hacer la peregrinación para quien pueda”. El hombre le dijo: “Dijiste la verdad”. Nos sorprendió su pregunta y su asentimiento.

Le pidió al Profeta (PB) que le hablara sobre al imam. “Es”, respondió el Profeta, “creer en Dios, en sus ángeles, en sus libros, sus mensajeros, en el Último Día y en el qadar (destino), ya sea favorable o desfavorable”. “Has dicho la verdad”, respondió el hombre. “Háblame sobre al ihsan”, dijo. “Es adorar a Dios como si lo vieras, porque si no lo ves,, Él te ve a ti”. “Háblame de la Última Hora”, dijo el hombre. “El que ha sido preguntado no conoce más que el que lo ha preguntado”, respondió el Profeta (PB).

El hombre se fue y después de un rato, el Profeta se volvió hacia mí y me dijo: “¿Sabes Umar quien hacía estas preguntas?”. Respondí: “¡Dios y su Profeta lo saben mejor!” Entonces me dijo: “Fue Gabriel, que vino a enseñaros vuestra religión”. (2).

Por un lado, tenemos el nivel de al islam, el acto de testificar por el shahada, el testimonio de la fe, que significa confiar en Dios, y la práctica de los pilares, y, por otro lado, tenemos la fe como tal, al îman. En este hadiz se distinguen los grados esenciales de la religión: tenemos el sometimiento a Dios mediante los actos de adoración y tenemos la fe o creencia, que es un segundo grado mayor de acuerdo al verso coránico: “Los beduinos dicen: “¡Creemos!” Di: “No creéis. Mejor decid: “Nos hemos hecho musulmanes pues todavía no ha entrado la fe en vuestros corazones” (49:14).

El islam y el imam, la confianza en Dios y la fe están evidentemente ligados:

“E hicimos salir a los creyentes que en ella había y no hayamos en ella más que una casa de musulmanes”

(51:35-36)

Según los hadices del Profeta (PB): “La fe comprende más de setenta ramas”, “El pudor forma parte de la fe”, “La propiedad forma parte de la fe” y “El amor a la patria forma parte de la fe”. Esto significa que la fe tiene muchos niveles de mérito, y que el grado varía entre los creyentes. El Islam es uno, pero los musulmanes son diferentes.

Además, el Profeta (PB) pudo querer designar con la palabra islam las acciones aparentes y con la palabra iman la creencia interna. El Profeta dijo: “Al islam se manifiesta por la palabra y al iman está en el corazón” (3). Esto no significa que las acciones no pertenezcan a la fe o que la creencia del corazón no pertenezca al islam. Ambos son manifestaciones de una realidad única y plural que es la religión en general. “Ciertamente, la religión para Dios es el Islam” (3:19) y “Estoy satisfecho de haberos dado como creencia el Islam” (5:3).

  1. Ibn Hayar al Asqalanî en su comentario del Sahîh de Bujârî, Fath al Bârî, cita la afirmación de Qurtubî de que este hadiz merece ser llamado “la madre de Sunnah” del mismo modo que la Sura de Apertura o Al Fatiha se denomina “la madre del Libro”.
  2. Hadices recogidos por Muslim en su Sahih, Kitab al Iman, “Las ramas de la fe”, 1/63, n° 35. – Ibid.
  3. Recogido por el Imam Ahmad en su Musnad 3/134, n° 1208.
  4. Recogido por el Imam Ahmad en su Musnad, 2/379, n° 8918 y por Tirmidhî en su Sunan, Kitâb al Imam, 5/17, n° 2627.