Un estudio publicado en la revista Sociology of Religion de Oxford, revela que a pesar de la creciente persecución y la falta de apoyo gubernamental a la Iglesia, los países africanos han registrado el mayor crecimiento del cristianismo en el mundo.
La encuesta, realizada entre 2010 y 2020, analizó la correlación entre el crecimiento del cristianismo y el apoyo del gobierno a las iglesias cristianas en 166 países. Los diez países africanos que mostraron el mayor crecimiento en el cristianismo fueron: Tanzania, Malawi, Zambia, Uganda, Ruanda, Madagascar, Liberia, Kenia, República Democrática del Congo y Angola.
El apoyo estatal al cristianismo acelera el declive de la población cristiana
Según el estudio, la República Checa, Bulgaria, Letonia, Estonia, Albania, Moldavia y Serbia, países con un fuerte apoyo estatal al cristianismo, experimentaron un descenso más rápido de la población cristiana. El cristianismo también está cayendo en Alemania, Lituania y Hungría.
Según los responsables del estudio, “la mayor amenaza para la vitalidad cristiana no es la persecución, la riqueza, la educación o el pluralismo. Es el apoyo del Estado. Paradójicamente, el cristianismo lo hace mejor cuando tiene que defenderse ”.
África tiene actualmente casi 700 millones de cristianos, lo que lo convierte en el continente con más cristianos del mundo en términos de población. Además, los diez países con mayor número de cristianos se encuentran en África subsahariana.
Para los eruditos, las iglesias apoyadas por el estado a menudo se ven privadas de la sustancia espiritual que las personas que practican la Fe encuentran valiosa y esto lleva a los laicos a abandonar el cristianismo.
En la cuarentena, los católicos africanos estaban ansiosos por poder celebrar juntos la Eucaristía, el mayor tesoro que Jesús dejó para la Iglesia.
Buscando en la fe una fuente de fortaleza
Los contextos de discriminación anticristiana, contrariamente a lo que se podría pensar, no debilitan al cristianismo; en algunos casos, este tipo de persecución fortalece incluso a la Iglesia católica. Los cristianos que viven su Fe en entornos difíciles de perseguir o donde hay mayor pluralismo, se ven obligados a competir con otras religiones para sobrevivir.
La persecución religiosa no permite que los cristianos se vuelvan complacientes, ya que los fieles buscan en la Fe una fuente de fortaleza cuando son perseguidos, y esto atrae a los no creyentes.
El principal objetivo de este estudio es alentar a las instituciones religiosas a evitar la tentación del privilegio. “Se cree que una mayor prosperidad libera a las personas de tener que buscar un poder superior para satisfacer sus necesidades diarias. En otras palabras, existe un vínculo directo entre la opulencia y el ateísmo”, concluyó. (EPC)