El sitio web cath.ch publicó un estudio en dos partes titulado «La misa ‘moderna’ frente a la misa ‘de siempre'», cuyo objetivo es mostrar que la misa de Pablo VI sería tan tradicional como la misa tridentina. Vale la pena responder a estos argumentos para demostrar su debilidad.

El primer argumento planteado es el de la «participación activa», que se menciona once veces en la constitución del Concilio Vaticano II sobre la liturgia, Sacrosanctum concilium. El artículo intenta demostrar que San Pío X es el origen de esto.

Pero este intento se fundamenta en un grave error. Existe una ambigüedad, es decir, un significado sustancialmente diferente, entre lo expresado por San Pío X y por el Papa Pío XII, y la constitución conciliar.

La noción de la participación activa según San Pío X retomada por Pío XII
En primer lugar, cabe señalar que el Papa del juramento antimodernista utiliza el término en el motu proprio Tra le sollecitudini de 1903, que trata sobre la música sacra. San Pío X considera la «participación activa en los misterios sacrosantos» como «la primera e indispensable fuente del verdadero espíritu cristiano».

Pero para comprender qué quiso decir con esta expresión, debemos considerar cómo implementó San Pío X este programa.

En cuanto a los fieles, de dos formas: fomentando la restauración del canto gregoriano para hacerlo accesible a los fieles; y promulgando dos decretos: sobre la comunión de los niños desde la edad de la razón y sobre la comunión frecuente. Canto y unión con Cristo a través de la santa comunión, esto es lo que San Pío X quiere decir con «participación activa».

El Papa Pío XII también habló sobre el tema en su magistral encíclica consagrada a la liturgia, Mediator Dei, de 1947. El texto se puede encontrar en el artículo citado anteriormente. Ante las desviaciones que iban surgiendo, el Papa se encarga a su vez de caracterizar esta participación «activa».

El pastor angélico anima a «todos los cristianos» a «participar en el sacrificio eucarístico (…) no de manera pasiva y negligente (…) sino con una atención y fervor que los une estrechamente al Sumo Sacerdote».

Pío XII señala también que esta participación consiste esencialmente en la identificación con Cristo, citando en particular a San Pablo: «Habéis de tener en vuestros corazones los mismos sentimientos que tuvo Jesucristo en el suyo». Esto exige «que místicamente muramos en la cruz, (…) que nos hagamos, junto con la Hostia inmaculada, víctima aceptable al Eterno Padre».

Por eso fomenta la publicación de misales romanos para los fieles, para que «en unión con el sacerdote, oren con él con sus mismas palabras y con los mismos sentimientos de la Iglesia».

Asimismo, el Papa Pío XII ofrece una explicación llena de sentido común y solicitud pastoral que determina la intención de la Iglesia. Primero dice que «no pocos fieles cristianos son incapaces de usar el ‘misal romano’, aunque esté traducido en lengua vulgar; y no todos están preparados para entender rectamente los ritos y las fórmulas litúrgicas».

En este caso, la participación consistirá en «meditar piadosamente los misterios de Jesucristo, o hacer otros ejercicios de piedad, y rezar otras oraciones que, aunque diferentes de los sagrados ritos en la forma, sin embargo, concuerdan con ellos por su misma naturaleza». Nada más claro.

La desviación conciliar
En el texto conciliar, el término participación «activa» tiene un doble sentido. Para muchos obispos, significa lo que los Papas San Pío X y Pío XII describieron y explicaron.

Pero para los innovadores, significa una participación «activa», por la cual los fieles son responsables de una parte más o menos importante de la ejecución material de la ceremonia: lecturas, aclamaciones, presentación de las ofrendas e incluso distribución de la Sagrada Comunión.

Por tanto, hay una ruptura entre la concepción de San Pío X y de Pío XII y la concepción conciliar. Puede aducirse una prueba directa de este hecho. Un texto de Pablo VI de 1974 dice: «Sin embargo, es un error, que lamentablemente todavía subsiste en algunos lugares, rezar el rosario durante la acción litúrgica», Marialis cultus, n° 48, 2 de febrero de 1974.

Lo que Pío XII elogia como una actitud conforme en todos los aspectos con el espíritu de la liturgia, Pablo VI lo condena como un error. No habían pasado ni treinta años entre los dos textos…

Continuará…