- El Ministro de Inteligencia solicitó modificar la clasificación de la población: en vez de subdividirla en «judíos, árabes y otros» se segmentaría en «judíos y árabes» con una «ampliación» de la primera categoría para incluir a 400.000 rusos y cristianos no-árabes. Jesuita de Tierra Santa: no hay cambios «de fondo», pero el problema sigue siendo el de la «ciudadanía democrática» y la «igualdad» más allá de la pertenencia étnica y religiosa.
El sacerdote se refiere a la propuesta de cambiar la clasificación de los habitantes de Israel: actualmente la población se segmenta en «judíos, árabes, otros». Con la reforma, se clasificaría a la población en «judíos y árabes». Y los que no son judíos ni árabes serían incluidos en la categoría «población judía ampliada». Este cambio responde a un llamamiento del Ministro de Inteligencia israelí Elazar Stern, al presidente de la Oficina Central de Estadística (CBS), Danny Pepperman, pero para implementarlo aún falta obtener la aprobación de la Knesset.
La cuestión afecta a 400.000 personas (la mayoría de habla rusa e inmigrantes que se radicaron en el país tras la caída de la Unión Soviética) que no entran en la definición canónica de judíos. A ellos se suman los cristianos de origen no-árabe, que hasta ahora eran incluidos en la categoría «otros». El segmento representa alrededor del 4,6% de la población total -más de 415.000 personas: el 91,4% de ellas no están asociadas a ninguna religión, mientras que las del 8,6% restante están registradas como cristianas.
El cambio, según señalan los propios promotores, es sobre todo cosmético y no afectará a las clasificaciones utilizadas por el Ministerio del Interior, que permanecen inalteradas. En caso de aprobarse la modificación, la Oficina Central de Estadística se encargará de eliminar la rúbrica utilizada hasta ahora. La nueva clasificación de «judíos ampliados» debe incluir también a los musulmanes no árabes de la comunidad circasiana, a los que profesan religiones distintas de la judía y se han casado con un ciudadano israelí, así como a los que llegaron al país gracias a la Ley del Retorno.
Según el padre Neuhaus, la cuestión gira en torno a «un problema de fondo» que atañe a la democracia israelí y la forma de tratar la cuestión de la ciudadanía. No se distingue entre «israelíes y no israelíes, sino entre judíos y no judíos». «Esta propuesta no resuelve la cuestión de la igualdad ante el Estado y la falta de una verdadera equidad», continuó, que está vinculada a «episodios de discriminación por el hecho de no ser judío». En los últimos 10 o 15 años ha llegado una población numerosa y esto ha contribuido a la incertidumbre”..
Nacido en Sudáfrica, hijo de judíos alemanes que huyeron de Alemania tras el ascenso del nazismo, el padre Neuhaus fue también vicario patriarcal de los católicos de expresión judía. «Hoy en día -continúa- existe también el problema de la población cristiana no árabe, que si bien se integra en la sociedad y sirve en el ejército, es colocada en una categoría indigna. El problema, advierte, gira en torno al factor «étnico», fundamento del Estado judío. El sacerdote está convencido de que la propuesta no se aprobará porque «los judíos religiosos se opondrán». Sin embargo, quiere reafirmar enérgicamente el principio que más preocupa a los cristianos: el de la «ciudadanía democrática». Y «esta propuesta -concluye- sigue ocultando y deja sin resolver la actual crisis de igualdad ante el Estado».