Al menos 68 cristianos han sido asesinados -y muchos más secuestrados o desplazados- en los últimos dos meses en el estado de Benue, en el centro de Nigeria.
El obispo Wilfred Chikpa Anagbe, de la diócesis de Makurdi, en el estado de Benue, envió un informe a la organización benéfica católica Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), en el que destacaba la magnitud del problema y denunciaba la inacción del gobierno ante los ataques de los pastores islamistas fulani.
“La magnitud de los asesinatos, los desplazamientos y la destrucción gratuita de propiedades por parte de estas milicias yihadistas fulani no hace más que reforzar el plan, ya revelado, de despoblar las comunidades cristianas de Nigeria y apoderarse de sus tierras», dice el obispo. «Resulta revelador que el gobierno que está en el poder en Nigeria en este momento siga sin hacer nada respecto a estos persistentes ataques, salvo dar razones irrisorias como el «cambio climático» o que algunos musulmanes también son asesinados a veces en ataques de los llamados bandidos», agrega.
Mons. Chikpa Anagbe puntualiza que «Naturalmente, tener que vivir una situación así ha sido muy terrible para mí y para mi pueblo, por no decir otra cosa».
Según el obispo, los combatientes fulani se disfrazan de pastores nómadas y las incursiones regulares en el estado de Benue han provocado una «grave e insoportable escasez de alimentos»: “El estado de Benue es conocido por ser la cesta de alimentos de la nación, pero el terrorismo ha afectado a la situación del suministro de alimentos». También refiere que “La situación de carencia ha reducido a muchos a una condición indigna para la dignidad humana, dependiendo a menudo de las raciones de alimentos aportadas por otros cuya condición económica no es mejor, en absoluto.»
Alrededor del 80% de los desplazados de Benue se encuentran en la capital, Makurdi, y la Iglesia está prestando apoyo espiritual y de emergencia. «No hemos olvidado la atención pastoral que merecen estas personas. Hay una parroquia en algunas de las zonas de asentamiento que atiende las necesidades espirituales de los desplazados internos», dice el obispo Anagbe.
Sin embargo, la inestabilidad de la región hace que el propio obispo tenga dificultades para atender a algunos fieles: “Desde hace algunos años no he podido llevar a cabo actividades pastorales en algunas partes de mi diócesis».
Nigeria ha sido durante mucho tiempo un país prioritario para AIN. En 2021 AIN financió 105 proyectos, incluyendo ayuda de emergencia, asesoramiento sobre traumas y una valla en un seminario donde el personal y los estudiantes corren el riesgo de ser secuestrados. «AIN es una fuente de luz en un valle de oscuridad», finaliza el obispo.