A propósito de los pronunciamientos que han hecho algunos líderes cristianos de incidencia acerca de temas que generan debate en la sociedad, como la familia que debe defender el Estado y el archivo del proyecto de ley de la senadora Viviane Morales sobre el referendo de adopción, es el momento para hacer un llamado que motive a cambiar el lenguaje por medio del cual se está buscando la participación de esta comunidad.
Durante los últimos días, por medio de las redes sociales de youtubers cristianos y de peticiones masivas por correo electrónico de la organización internacional CitizenGo, se ha invitado al pueblo cristiano a una multitudinaria marcha el sábado 20 de mayo para rechazar lo que denominan el “portazo del Congreso a la voz de la ciudadanía”, después de que se hundió el referendo #FirmesPorPapáyMamá.
Sí bien nuestra Constitución garantiza el derecho a esta expresión popular, no podemos olvidar que quien la organiza y quien participa es el pueblo Cristiano, al que pertenecen aquellos que decidieron creer en Cristo y que se identifican con su estilo de vida y su verdad. No se puede invitar a una manifestación política a través de un lenguaje que genere irrespeto a la autoridad, discriminación, desinformación, apatía por la política y rebeldía.
Por ejemplo, el youtuber Oswaldo Ortiz, que invita a la marcha, ha llegado a decir que los representantes a la Cámara que el pueblo eligió “son unos pelmazos, gigantescos hijos de su mamá”, a la vez que invita a orar y a que los cristianos creen un partido político nuevo, que si defienda sus principios y vaya en contra del Gobierno.
A su vez, la Plataforma de Participación Ciudadana CitizenGO motivó a la manifestación indicando que “las 2.300.00 firmas —que pedían el referendo— se respetan”, “que Colombia es un estado de Derecho y que nadie, tampoco los representantes, están por encima de la ley, “que no vamos a tolerar que se deteriore la democracia como se les da la gana” y “que no vamos a permitir que adoctrinen a nuestros hijos en ideología de género, esa que dicen que ‘no existe’, pero que los papás, desgraciadamente conocemos”.
Estos mensajes le quitan legitimidad a la participación de los cristianos y promueven un enfrentamiento que termina siendo utilizado por los medios y las comunidades que no comparten el Cristianismo para atacar los principios que tanto respaldamos.
Es fundamental que el pueblo defienda sus principios sin dejar de lado su identidad; sin juzgar y sin discriminar, pero participando con sabiduría para proteger lo que Dios quiere para su pueblo, pues en un país democrático como Colombia somos libres de utilizar los instrumentos que dispone la Constitución para ello. Por eso, debemos recordar que aunque para los Cristianos es importante que se promuevan valores, no significa que esto vaya en contra de la autoridad y del libre albedrío.
No podemos desconocer que algunos de los líderes que están apoyando estas marchas se están convirtiendo en referentes populistas que intentan instrumentalizar nuestros principios en busca de beneficios individuales, para poder llegar a los cargos públicos.
Nosotros los Cristianos no podemos ser parte de esto, ya que siempre tenemos como premisa: ¿en los tiempos difíciles qué haría Jesús ante la situación en la que estamos?. Él nunca se levantó en contra del Gobierno, o peor aún contra un imperio que esclavizaba a su pueblo, a pesar de tener la fuerza para hacerlo. Por eso estamos llamados a demostrar por medio de acciones y ejemplo que sí podemos luchar por nuestros principios, sí podemos reconocer cuando nos equivocamos y sí podemos interceder sabiamente en los aspectos más importantes de la Nación y encontrar un punto medio de diálogo que permita ponerle fin a esta contienda.