estidos con el tradicional hábito marrón y un cinturón de cuerda con tres nudos, símbolo de sus votos de «pobreza, castidad y obediencia», los franciscanos forman parte del paisaje de Jerusalén desde hace 800 años.

Los franciscanos, enviados en 1217 por el fundador de la orden, San Francisco de Asís, fueron los únicos en asegurar durante siglos una presencia cristiana en Tierra Santa. Para los peregrinos, son los custodios del Santo Sepulcro.

De los 40.000 habitantes de la Ciudad Vieja, unos 6.000 son cristianos y la mitad, católicos. Esta cifra es 3 veces menos de la que había hace 70 años.

La basílica, considerada como el santuario más sagrado de la cristiandad, se construyó en el lugar donde Jesús fue crucificado y sepultado, según la creencia. Centenares de miles de personas la visitan cada año. (AFP)

Los franciscanos, fieles custodios del Santo Sepulcro. (AFP)

Los franciscanos, fieles custodios del Santo Sepulcro. (AFP)

Los franciscanos, fieles custodios del Santo Sepulcro. (AFP)

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Los franciscanos, fieles custodios del Santo Sepulcro. (AFP)

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Los franciscanos, fieles custodios del Santo Sepulcro. (AFP)

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Los franciscanos, fieles custodios del Santo Sepulcro. (AFP)

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Franciscan friars observe the tomb of Jesus from the gallery at the Church of the Holy Sepulchre in the Old City of Jerusalem, on February 17, 2018. Dispatched to the city 800 years ago by the Catholic order's founder, Saint Francis of Assisi, the Franciscans have for centuries ensured a permanent Christian presence in the Holy Land. Pilgrims know them primarily as the Guardians of the Holy Sepulchre, protecting the site where Jesus is believed to have been crucified and buried. / AFP PHOTO / Thomas COEX

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Los franciscanos, fieles custodios del Santo Sepulcro. (AFP)

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