Las brutales pandillas callejeras y la pobreza crónica han convertido a El Salvador en uno de los países más violentos del mundo. Luego de formar parte de organizaciones violentas que exigen fidelidad de por vida, muchos pandilleros que terminaron en la cárcel han encontrado en la religión una alternativa para salir de la cultura del crimen.
Foto: José Cabezas/Reuters | Univision
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Un estudio realizado entre casi 1,200 pandilleros y expandilleros salvadoreños (publicado por la Universidad de Florida en 2017 y citado en la pieza de Univisión Noticias «El Salvador, un país sembrado de muertos) arrojó que el 50.6 % de los encuestados cree que la única manera de abandonar las maras era dedicándose a Dios y demostrándole a la pandilla un compromiso real con la vida piadosa. El 97.1% opinó que la religión puede ser un arma más efectiva que el trabajo o la educación para lograr la rehabilitación de los descarrilados. Pero siempre es la misma pandilla la que calcula la medida de la fe.