En una platica de café, un viernes por la tarde, un grupo de amigas nos reunimos para conversar un poco de todo, en eso estábamos cuando vimos llegar a una joven mujer con dos niños, ella iba vestida con ropa deportiva, a la ultima moda, cuerpazo, perfectamente maquillada y peinada, se sentó en una mesita cercana a la nuestra y pidió su te lo más light posible (creo que debió pedir agua caliente solamente con un twist de limón) sacó su celular, les dio a cada niño una Tablet y durante la hora y cuarto que permanecieron ahí ninguno se dirigió la palabra.
No pude dejar de ponerme a analizar el caso, es algo inevitable para mi, y pensaba:
El tiempo, los avances en la ciencia y la tecnología, así como el aumento de la población, han hecho que el ritmo de vida, la apertura y la evolución de la mente humana también avancen sin duda, y hay logros de aplauso como la inclusión, el respeto y amor por la diversidad de género, la conciencia hacia nuestro planeta, el amor y respeto a la vida, grandes e importantes avances en las ciencias, en la tecnología y en la medicina, sin embargo, aún no logro entender el por qué a pesar de estar en un gran momento de avances, mucho hemos retrocedido en cuanto a la educación y el inculcar buenos valores, respeto y disciplina a nuestros hijos.
Se abrieron paso en esta nueva era de apertura los padres permisivos y los niños cien por ciento tecnológicos que son más adictos a los videojuegos y a las redes sociales que a la familia, al amor de sus padres y a la convivencia con los amigos, los niños y niñas incluso parecen crecer mas rápido para poder tener la capacidad de competir en ser los mejores en todo.
Se están perdiendo valores simples pero básicos y por supuesto adiós a la familia como base de nuestra sociedad.
Los padres modernos navegan bajo la bandera de “deja hacer a tus hijos lo que deseen eso les hará niños libres y felices”, considero que eso no es educar con amor, hacerlo sería inculcar en nuestros hijos valores y disciplina, una disciplina que no debe ser entendida como sinónimo de golpes y gritos, la disciplina de la que hablo es una que se practica con absoluto amor y respeto al niño con el único fin de formar y educar, enseñándole desde pequeño la forma ideal de comportamiento en los diferentes contextos de la vida para poder formar parte de una sociedad armónica y funcional; la disciplina ayudará a los niños a desarrollar la capacidad de ejercer control sobre sus deseos, carácter, emociones, lenguaje y actitudes, lo que será una base sólida para que sean adultos sanos, adultos felices y capaces de pensar por ellos mismos, sanos competidores que utilizaran su intelecto y no el dinero o la posición de sus padres para ganarse un puesto.
Esta nueva modalidad de educación sin límites causará sin duda un daño a largo plazo a estos niños, ya que la falta de tolerancia a la frustración solo resultará en adultos que no sabrán enfrentarse a la vida, adultos que acabarán por abandonar sus proyectos laborales o personales o cualquier situación donde no sepan conducirse sin angustiarse, serán adultos que interpreten la realidad de una manera disfuncional, adoptando conductas infantiles y confundirán con bastante facilidad sus deseos con sus necesidades lo que los llevará a tener una vida totalmente fuera de la realidad y con mucho sufrimiento personal. Debemos tomar cartas en el asunto y preguntarnos si ese futuro queremos para nuestros hijos, si de verdad queremos una generación donde el ser humano deje de ser humano, mucho sexo sin amor, muchas fiestas sin amigos, mujeres queriendo tener un cuerpazo para quedar con hombres de dinero, hombres tratando de ganar dinero para quedar con las mujeres que tienen un cuerpazo y el amor allá, solo y olvidado. Y por favor no olvidemos que ellos aprenden con el ejemplo.
Se debe ser padres presentes en las vidas de nuestros hijos, debemos conocer sus necesidades, sus sueños, enseñarles que no deben competir sino compartir, enseñarles el gusto por la lectura, a hablar correctamente, a saludar y despedirse, a respetar a todo ser vivo, a cuidar su entorno y a cuidar de ellos mismos.
Considero que esto es una manera de educar hacia su libertad, hacia el futuro donde ellos serán espíritus y mentes sanas, en crecimiento, en transformación, ¿no creen?.
De pronto la mujer se levantó, y salió de prisa mientras hacía una llamada, los niños corrieron tras ella, quien por cierto, en ningún momento miró de reojo para cerciorarse que ellos venían detrás, el mayor tomó la mano de su hermanito, algo le dijo porque ambos rieron y salieron de ahí tratando de seguirle el paso a su mamá. A mi se me partió el corazón de pensar que esta escena no es algo solamente de una tarde de café si no de todos los días. Tenemos mucho que reflexionar ¿no les parece?.