Elogiando la fidelidad de los católicos orientales, el Papa Francisco también los instó a ser más activos en la búsqueda de la unidad cristiana, especialmente la unidad con sus homólogos ortodoxos.

En el cielo, dijo, “el Señor no buscará una cuenta de cuáles o cuántos territorios quedaron bajo nuestra jurisdicción. No preguntará cómo contribuimos al desarrollo de nuestras identidades nacionales. En cambio, preguntará cuánto amamos a nuestro prójimo, a cada vecino, y qué tan bien pudimos proclamar el Evangelio de salvación a aquellos que conocimos en el camino de la vida”.

El papa se reunió el 14 de septiembre con unos 40 obispos en Europa de las iglesias católicas orientales; incluidos los obispos de las iglesias ucranianas, rumanas, griegas y eslovacas de rito oriental, pero también los que ministran a las comunidades de inmigrantes fuera de Europa, incluidas las iglesias católicas coptas, caldeos y siríacas de Oriente Medio, Syro-Malabar y Syro -Malankara; iglesias católicas de la India.

Francisco dijo que las múltiples expresiones de la liturgia católica, la espiritualidad y el gobierno son un signo de la verdadera unidad de la Iglesia Católica. “La uniformidad es la destrucción de la unidad; La verdad cristiana no es monótona, sino “sinfónica”, de lo contrario no vendría del Espíritu Santo”.

El Papa reconoció en ellos que haber preservado su identidad oriental mientras se aferraban a su unidad con Roma tuvo el precio del martirio para muchas de las iglesias católicas orientales. “Esta fidelidad es una joya preciosa en su tesoro de fe, un signo distintivo e indeleble”.

La unidad con la Iglesia Católica en general, dijo, no resta valor a la identidad de las iglesias orientales, sino que “contribuye a su plena realización, por ejemplo, protegiéndola de la tentación de encerrarse en sí misma y caer en particularismos nacionales o étnicos que excluyen a otros”.

Si bien las iglesias orientales tienen raíces y culturas nacionales, y en muchos casos han contribuido a preservar los idiomas y la identidad local, ”las iglesias están llamadas a proclamar el Evangelio, no una identidad nacional”, – dijo el Sumo Pontífice. – “Este es un peligro de la actualidad en nuestra civilización, porque podemos ver particularísimos que se convierten en populismos y buscan dictar y hacer que todo sea uniforme”.

Al mismo tiempo, el Vicario de Cristo expresó que, el testimonio de los santos y mártires de las iglesias católicas orientales llama hoy a los católicos orientales a purificar su “memoria eclesial” y a ”aspirar a una unidad cada vez mayor con todos los que creen en Cristo”.

En un mundo donde muchos siembran la división, dijo, los católicos están “llamados a ser artesanos del diálogo, promotores de la reconciliación y constructores pacientes de una civilización de encuentro que puede preservar nuestros tiempos de la incivilidad del conflicto”.

“El camino que se nos muestra desde lo alto se compone de oración, humildad y amor, no de reclamos regionales o incluso tradicionalistas; No. El camino es la oración, la humildad y el amor”, – dijo el Papa, – ”Como iglesias que comparten una espiritualidad, liturgia y teología con las iglesias ortodoxas, las iglesias católicas orientales tienen un papel especial que desempeñar en la promoción de la unidad de los cristianos”.

Francisco alentó a los programas académicos compartidos, especialmente para los sacerdotes “para que pueden ser entrenados para tener una mente abierta”. Pero es especialmente en el servicio concreto a otros que los católicos y ortodoxos deben unirse, dijo. “El amor no conoce límites canónicos o jurisdiccionales. Me duele ver, incluso entre los católicos, disputas sobre jurisdicciones”.