Cristianos y musulmanes de Nigeria se unieron el domingo en una oración común para invocar el fin del COVID-19, la curación de los enfermos y el descanso eterno de las víctimas del virus. Promueve la iniciativa – informa el sitio Web de Recowa-Cerao, la Conferencia Episcopal Regional de África Occidental – el Consejo Interreligioso de Nigeria (Nirec) en colaboración con la Asociación Cristiana de Nigeria (Can).
Iniciativa interreligiosa
En Abuja, el encuentro de oración se celebró en el Centro Nacional Cristiano con la participación del arzobispo Ignatius Ayau Kaigama, quien quiso aplaudir la iniciativa interreligiosa en un país marcado en los últimos años por las crecientes tensiones entre musulmanes y cristianos y la amenaza del terrorismo yihadista de Boko Haram. En su discurso el prelado dijo entre otras cosas:
Y añadió: «Como creyentes, podemos aprender mucho de esta calamidad global sobre nuestra humanidad común, sobre la fragilidad de nuestra vida y redescubrir lo que es verdaderamente importante».
Monseñor Kaigama se detuvo además en la importancia de la oración para los cristianos y por lo tanto en «conectarse diariamente con Dios», sin pretender por esto respuestas inmediatas o milagros, sino encomendando su esperanza en Él. A la vez que observó:
Orar siempre como pide Jesús
De ahí que haya advertido: “No debemos dirigirnos a Dios sólo cuando nos enfrentamos a un peligro. Jesús nos pide que ‘oremos siempre’. Somos un pueblo que cree que la oración, el ayuno y la caridad son una parte de nuestra respuesta a la pandemia no menos importante que el trabajo de cuantos están en primera línea para dar asistencia médica o encontrar una vacuna o una cura”.
El arzobispo de Abuja también recordó la importancia central de la caridad: «El distanciamiento social – dijo – no significa rezar tanto a Dios y dejando de hacer el bien a los que están más cerca de nosotros». De ahí, en conclusión, su exhortación a volver a «una relación más sólida y sin pretensiones» con Dios y a amar al prójimo «más allá de las consideraciones étnicas o religiosas»: ésta – dijo Monseñor Kaigama – es «la lección que deben enseñarnos el dolor y los desafíos del COVID-19».