«El mayor premio ya lo hemos recibido, y es ese beso y ese abrazo de una madre que recuperó a su hijo», dice Julio Aro. Él es un ex combatiente de Malvinas y junto con el ex soldado británico Geoffrey Cardozo fueron nominados al Nobel de la Paz 2021 por impulsar la identificación de los soldados argentinos enterrados en el Cementerio de Darwin.
La nominación fue confirmada hace horas por el Comité Noruego, encargada de seleccionar a los candidatos y entregar ese galardón, uno de los más relevantes a nivel internacional.
«Estamos totalmente orgullosos y felices por esta postulación”, es “como si estuviéramos en una nube», dijo Aro a Radio Télam. «No podemos creer que tenemos cientos de llamados de las mamás que perdieron a sus hijos porque hemos representado la voz y la cara de sus hijos», añadió.
Aro es presidente de la Fundación No Me Olvides, creada en 2009 para brindar apoyo a personas con estrés postraumático, y quien presentó su nominación ante el Comité Noruego fue el Consejo Superior de la Universidad Nacional de Mar del Plata, ciudad de en la que él vive.
La nominación la comparte con Geoffrey Cardozo, contra quien combatió en la guerra de 1982 y a quien conoció personalmente en 2008, durante un viaje a Londres. Ambos participaron de un encuentro entre ex combatientes de ambos países y Aro no sabía hablar inglés. Su traductor fue Cardozo.
Allí, Aro le contó que había visitado el cementerio de Malvinas y que la mitad de las tumbas no estaban identificadas. Solo decían «soldado argentino solo conocido por Dios». Cardozo se sorprendió, había sido uno de los soldados ingleses que diseñó el Cementerio de Darwin.
Él había llegado a las islas cuando la guerra terminó y su misión fue ayudar a los oficiales a atender a la tropa que habían terminado de combatir. Pero la orden fue otra: hallar y sepultar cuerpos de soldados argentinos.
El contacto con Aro se dio en aquel encuentro en Londres y cobró fuerza cuando le entregó la información que dio el puntapié inicial al proyecto humanitario para la identificación de los cuerpos.
Este trabajo recibió un fuerte impulso hace dos años, junto con la Cruz Roja, pero data de 2011. Fue iniciado por organizaciones de veteranos como el Centro de Ex combatientes Islas Malvinas de La Plata (Cecim) y la Fundación No Me Olvides, y cobró velocidad luego de que una periodista argentina tomó la información que recibió Aro y se la mostró al ex Pink Floyd, Roger Waters. Al año siguiente, el músico inglés le habló del tema a la entonces presidenta Cristina Kirchner y esta se contactó con la Cruz Roja Internacional.
El pedido fue que este organismo le hiciera llegar la iniciativa al gobierno británico, mientras con el Equipo Nacional de Antropología Forense (ENAF) se comenzaba a entrevistar a familiares de ex combatientes, para obtener ADN y cotejarlos con los cuerpos enterrados en Malvinas.
Hasta el momento, en el marco del proyecto se identificó a 115 soldados muertos en la guerra. El trabajo continuó en el medio de la pandemia. En los últimos meses se identificaron a dos de los siete que restaba ponerle nombre y apellido, y contactar a sus familias.
Aro desea que «ojalá que esto (por el Nobel) sirva para seguir malvinizando y para seguir buscando a los siete compañeros que aún nos faltan» identiicar. «El mejor premio Nobel ya lo hemos recibido, y es ese beso y ese abrazo de esa madre que acaba de recuperar a su hijo», concluyó