Toda crisis cambia la realidad sin preguntar; para poderlas superar es necesario aceptarlas y buscar una solución alterna, por eso se dice que: «Todo lo que no mata, fortalece.»

La vida es preciada y delicada, por más de que uno quisiera controlar todo lo que sucede, esto realmente es un imposible, la realidad nos enseña lo contrario y nos ubica; somos simplemente humanos.Hay sucesos repentinos e inesperados difíciles de comprender que cambian la vida para siempre, desde el diagnóstico de una enfermedad crónica o terminal, un incendio que consume toda una casa, una tormenta que deslava a una comunidad entera, un ataque terrorista hasta un robo o un asalto… en realidad las personas somos frágiles y vulnerables.

«Las lecciones que se aprenden de las crisis y los momentos difíciles si bien no se disfrutan, jamás se olvidan».

Es difícil controlar los eventos que suceden quizá algunos se pueden prevenir, pero en realidad las cosas son lo que son, muchos no tienen una explicación lógica o por lo menos no a simple vista. Lo que sí es claro es que entre mejor actitud se tenga frente a las situaciones difíciles y caóticas, más fácil será encontrar paz y equilibro personal y sobre todo poder salir adelante tomando el camino o la solución más prudente.

Las emociones como el enojo, la frustración, el dolor, etc. son sentimientos legítimos que surgen a raíz de una pérdida o cualquier situación inoportuna. Si se trata de evadir este sentir, lo único que se podría ganar, seria aumentar el dolor, la depresión o la desesperación provocando una perdida mayor.

En realidad no se puede evitar dolor y aunque uno quisiera, la verdad es que difícilmente se podría protegerse de no sentirlo, tampoco se puede poner un antifaz y ocultar que se está pasando por una época de crisis cuando se está sufriendo por cualquiera que sea la causa.

Precisamente son las circunstancias difíciles las que ponen a prueba a cualquier persona, así estas mismas se convierten en las mejores maestras, aquellas que fomentan el crecimiento, la renovación y la superación como ser humanos.

La receta
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Creciendo con la crisis

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Ingredientes

  • 1 Taza de aceptación; reconocer que la situación es difícil, no pelear el dolor
  • ½ Litro de fortaleza; valor para seguir adelante
  • 1 Sobre de fe; esperanza, conexión con una fuerza divina con tranquilidad
  • 2 Cucharadas de flexibilidad; capacidad de adaptarse y buscar nuevas soluciones
  • 1 Manojo de creatividad; actitud positiva para encontrar nuevas opciones
  • 1 pizca de perspectiva continua; recordar que hay más vida y distintas oportunidades
  • 1 cucharada de paciencia; tiempo para esperar a que las cosas tomen su nuevo curso
  • 1 puño de gratitud; valorar y agradecer que uno sigue vivo, aprovechar la oportunidad para ayudar

Recomendación del chef

Mi dolor es profundo y autentico, no lo voy a pelear ya que es el sentimiento que estoy teniendo en estos momentos, sin embargo tengo que ver todo lo que tengo y quiero a pesar de mi dolor.

Modo de Preparación

  1. Uno siempre tiene que elegir vivir ya que la muerte no es opcional; En momentos de adversidad o desastres, se puede elegir vivir, crecer y fortalecer los valores o bien se puede optar por hundirse, deprimirse y dejarse caer. Desafortunadamente para algunos, esta última no es opción. Si uno está vivo tiene que luchar por la vida hasta el último momento, uno no sabe porque suceden las cosas.
  2. Los momentos de crisis obligan a cambiar. Es imposible tener una vida sin dolor, problemas o preocupaciones, por lo tanto es necesario tener la capacidad para poderse adaptar. Los cambios son inevitables y muchas veces necesarios. Aceptar la realidad diluye la impotencia que produce el dolor.
  3. Todo aquel que sobrevive una crisis, aprende de ella, fortalece su alma y mejora conexión con el universo y con dios. Las situaciones difíciles y las pruebas de la vida dejan una sensibilidad más profunda, creando confianza y enseñan a tener una perspectiva más amplia. Poder aceptar el dolor y la adversidad con una actitud positiva, ayuda a sobrellevar el sufrimiento y enriquece la vida ordinaria. Convirtiéndose en un ser más tolerante, más sabio y más fuerte