¡Buenos días!

Quiero pedirte disculpas por esta pausa en los correos. Tras un curso intenso tocaba un agosto más relajado, y la verdad es que no está siendo un mes con demasiadas noticias.

Hay una que me irritó ayer especialmente. Ya sabemos que los medios están empeñados en pintarnos una imagen de Papa Francisco que no corresponde con la realidad, pero a veces, en su afán, alcanzan niveles de deshonestidad inmensos, y es lo que pasó ayer.
Vamos a los hechos: Una pareja formada por dos hombres tiene niños «en adopción». Deciden bautizarlos, y envían una carta al Papa para contárselo.

Como todo el mundo sabe, pero algunos parecen ignorar, Francisco recibe todos los días miles de cartas de ese estilo, y obviamente no las lee. En la Secretaría de Estado hay oficiales encargados de responder, con notas genéricas, a esas cartas, en función del país e idioma de origen.

Nada más, y nada menos, que eso es lo que ocurrió ayer. Un tal Paolo Borgia (telita el apellido, por cierto), oficial del Vaticano, respondió a la carta de la pareja homosexual impartiendo la bendición en nombre del Papa. ¡Qué poco tardaron los medios en ver en esa carta estándar una aprobación del Papa Francisco al matrimonio homosexual, al que calificó de «movida del padre de la mentira», en referencia al demonio.

En fin, tú ya lo sabes, pero quienes siguen creyendo a los medios caducos y mentirosos, pensarán que Francisco aplaude la unión de dos hombres y la adopción de niños por esa pareja. ¡Qué tristeza! Y qué importante es tener medios que expliquen la verdad sobre la Iglesia.

Gracias por hacerlo posible, un fuerte abrazo.