De cada 100 personas que viven en México, 42 se reconocen como creyentes por tradición, 28 como creyentes por convicción, 18 como creyentes a su manera y apenas cinco como creyentes practicantes. El resto es agnóstico, ateo o indiferente a la religión, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Creencias y Prácticas Religiosas en México 2016.

“Los católicos ‘por tradición’ se manifiestan a la vez ritualistas e incluyentes de otras matrices religiosas y crecientemente autónomos en sus posicionamientos respecto a las orientaciones de la jerarquía eclesiástica.

“Se trata de un catolicismo heredado por tradición cuyos lazos de pertenencia religiosa se mantienen debido a su identificación con una mayoría social o a una herencia cultural, pero no porque exista convicción sobre las creencias”, señala el informe.

Mientras que los católicos se declaran mayoritariamente como creyentes por tradición o “a su manera”, el resto del mundo cristiano se dice más convencido de su fe.

“Sus feligresías muestran una religiosidad altamente comprometida que es típica de primera generación de creyentes minoritarios. Presentan rangos de mayor compromiso institucional y altos índices de frecuencia ritual. Son ortodoxos y muestran menor permeabilidad a las creencias o prácticas heterodoxas desde el punto de vista de su credo formal”, indica el estudio.