¿Se trata de una iglesia que vende discos o de una casa disquera que ofrece consuelo a sus feligreses? Puede ser cualquiera de las dos. El caso es que la Iglesia Hillsong se ha convertido de un pequeño culto en una verdadera industria que, amparada en la religión cristiana, mueve a cerca de 50 millones de seguidores alrededor del mundo.

Este fenómeno que es una mezcla entre concierto de rock, club nocturno londinense y servicio religioso, ha seducido a una enorme cantidad de personas y a algunos deportistas, músicos y hasta actores de Hollywood, pero ha sido la “conversión” de Justin Bieber y de Selena Gomez (además de Nick Jonas y las hermanas Jenner) lo que ha convertido a esta iglesia en un boom y, hay que decirlo, en una verdadera moda.

Fundada en 1983 por el matrimonio australiano conformado por Brian y Bobbie Houston, se trata de un sincretismo entre las iglesias evangélicas y la cultura de los jóvenes cristianos, en el que la música juega un papel fundamental.

Su principal fuente de financiamiento es su propio sello discográfico, Hillsong Music Australia, que en apenas dos décadas ha editado más de 40 álbumes en varios idiomas y ha vendido más de 16 millones de ejemplares. Hoy día, tiene 10 millones de seguidores en las redes sociales y un canal de YouTube con 150 mil suscriptores.

¿A qué se debe el éxito de esta iglesia de corte urbano (la mayor parte de sus seguidores vive en ciudades como Nueva York, Amsterdam, Barcelona, Ciudad del Cabo, Copenhague, Kiev, Londres, París, Lyon, Düsseldorf o Estocolmo)? Quizás a su teología simple que, como explica el periodista Vicente Jiménez en El País, está basada en un Dios irreductible y un edulcorado creacionismo; su cristianismo hipster, en el sentido literal del término (inconformista); su gusto por rodearse de famosos y su indefinición en cuestiones como el aborto o la homosexualidad.

Por ejemplo, en Nueva York, la Hillsong Church atrae cada domingo a miles de jóvenes que llenan las cinco sesiones de culto que son ofrecidas desde las 10 de la mañana a un lado del Madison Square Garden.

El resto de la semana lo dedican al conocimiento de la Biblia, a los bautizos y a acciones solidarias con la comunidad más necesitada de la ciudad, lo cual incluye desde reparto de ropa y comida hasta la entrega de viviendas de interés social para la gente sin recursos.

Se trata de una especie de renacimiento hippie, mezclado con hipsterismo millennial y un toque de aquella secta setentera llamada Los niños de Dios, sólo que transformada en una industria que maneja miles de millones de dólares.

Un buen ejemplo del extraordinario crecimiento que ha tenido esta iglesia alrededor del mundo es la noticia de su llegada a México, pues ya se ha anunciado la próxima apertura de una “sucursal” en la ciudad de Monterrey, Nuevo León.

Who You Say I Am – Hillsong Worship