Las iglesias católicas en Sri Lanka regresaron hoy al oficio abierto tras los ataques del pasado 21 de abril contra varios hoteles de lujo, zonas residenciales y templos, que dejaron más de 250 muertos y unos 500 heridos.

Los oficios se reiniciaron en Colombo y la ciudad de Negombo, donde se registraron los atentados, con asistencia de familiares de muchas de las víctimas y algunos lesionados que se han recuperado, en medio de vigilancia policial y militar que incluyó registro corporal a los asistentes.

Las congregaciones masivas fueron suspendidos en Sri Lanka (antes Ceilán) después de los ataques que terminaron con una década de relativa paz en el país, tras los 27 años de guerra contra los militantes Tamil.

En la mayoría de las ciudades del país, la población regresó a la vida normal, en las primeras dos semanas después de los atentados, mientras que en Colombo y Negombo fueron pospuestas unos días más para garantizar plenamente la seguridad de los cingaleses.

La semana pasada, las escuelas reanudaron las clases, en medio también de amplios dispositivos de seguridad de la policía, que pidió a los padres de familia reemplazar las mochilas de sus hijos por con bolsas de plástico transparente para llevar sus libros y útiles escolares.