Los médicos, en una gran mayoría, están en contra de la eutanasia y del suicidio asistidopues decidir matar a un paciente o ayudarle a suicidarse va en contra de la ética médica y al juramento hipocrático.

En pleno debate sobre la legalización de estas prácticas en varias partes del mundo es llamativo la escasa atención que la clase política presta a los argumentos presentados por los médicos, que son los grandes expertos en la salud y los que en última instancia deberán acabar con la vida de sus propios pacientes.

Los médicos no apoyan la eutanasia

La Asociación Médica Mundial deja claro que “la eutanasia, que es el acto de terminar deliberadamente con la vida de un paciente, incluso a petición del paciente o a petición de parientes cercanos, no es ética”. Tampoco el suicidio asistido es ético –afirma la AMM- “y debe ser condenado por la profesión médica. Cuando la asistencia del médico se dirige deliberadamente a permitir que un individuo termine con su propia vida, el médico actúa sin ética”.

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Precisamente, esta misma semana la Asociación Médica Americana (AMM), la más grande de EEUU y que engloba a más de 240.000 médicos del país, ha vuelto a mostrar su oposición a la eutanasia y al suicidio asistido resistiendo así los envites de aquellos grupos que les exigían un posicionamiento favorable.

Los médicos de EEUU no ceden a las presiones

En la asamblea anual de la organización se tenía que votar el informe del Comité de Ética y Asuntos Judiciales que debía volver a valorar el posicionamiento sobre este asunto. El texto finalmente recomendaba a la asociación mantener su oposición al suicidio asistido.

La AMM ratificó el informe del Comité tras una votación en la que el 65% de los miembros votó en contra del suicidio asistido. Este resultado llega tras años de reuniones e informes internos en los que médicos y lobbies pro-eutanasia habían presionado para que la asociación cambiara su parecer sobre este asunto, lo cual favorecería a los legisladores a la hora de aprobar leyes que permitan acabar con la vida de los pacientes.

«Serios riesgos para la sociedad»

De este modo, los médicos estadounidenses no modificarán su código ético sobre el suicidio asistido, que dice lo siguiente:

“Es comprensible, aunque trágico, que algunos pacientes en condiciones extremas, como aquellos que padecen una enfermedad terminal, dolorosa y debilitante, puedan decidir que la muerte es preferible a la vida. Sin embargo, permitir que los médicos se involucren en el suicidio asistido en última instancia, causaría más daño que bien. El suicidio asistido por un médico es fundamentalmente incompatible con el papel del médico como persona que cura, sería difícil o imposible de controlar y plantearía serios riesgos para la sociedad.

En lugar de dedicarse al suicidio asistido, los médicos deben responder las necesidades de los pacientes al final de la vida”.

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Asociaciones de pacientes se felicitan

Tras la decisión de la Asociación Médica Americana de mantener su oposición a estas prácticas, asociaciones de pacientes como Patients Rights Action Fund se han felicitado por la noticia. Su presidente, Matt Vallière, explicaba a LifeNews que “aplaudimos a la AMA por mantener su larga oposición al suicidio asistido por un médico. Al hacerlo, se alía con los pacientes y las personas con discapacidad que corrían el riesgo de sufrir un daño mortal debido a los errores, la coerción y el abuso, al mismo tiempo que protegen cuidadosamente la confianza en la que se basa la relación médico-paciente”.

Además, Vallière recordaba que “los pacientes merecen atención y protección, no una receta para la muerte. Confiamos en que está decisión alentará a los Estados que están considerando una legislación a continuar rechazando el suicidio asistido”.

Los obispos de EEUU, contentos con la decisión

También se han mostrado contentos ante esta votación los obispos de Estados Unidos. El arzobispo de Kansas, Monseñor Joseph F. Naumann, presidente del Comité Provida de la Conferencia Episcopal de EEUU ha afirmado que “la AMA tiene razón al reafirmar su opinión de que el suicidio asistido por un médico es fundamentalmente incompatible con el papel del médico como alguien que cura”.

«La práctica y la promoción del suicidio asistido plantean graves consecuencias para toda nuestra sociedad, pero en particular para las personas que viven con enfermedades, discapacidades o desventajas socioeconómicas», recuerda el obispo.