Dos tercios de los cristianos estadounidenses entre 18 y 29 años de edad han abandonado la iglesia o, probablemente lo harán, según publica el think tank Barna Group, en base a datos recogidos en la publicación Fe para los exiliados, de David Kinnaman y Mark Matlock. Concretamente, el 64% de jóvenes adultos en el país norteamericano han dejado y dejarán este 2019 la congregación en la que crecieron.

Una cifra que supone un incremento del 5% respecto a 2011, cuando en otra publicación se registraba el 59% de abandono entre jóvenes adultos cristianos en Estados Unidos. “¿Pero qué hay de los que se quedan?”, preguntan los responsables de la publicación.

El concepto de discípulo resiliente

Kinnaman y Matlock se centran en su publicación en el concepto del “discípulo resiliente”, como aquellos que se sobreponen a la tendencia general de abandono y mantienen su compromiso con el discipulado. Según los autores,esta es la situación de unos cuatro millones de jóvenes cristianos en Estados Unidos, lo que equivaldría al 10% del total de creyentes entre los 18 y los 29 años de edad en el país. 

“Estos hermanos y hermanas son adultos jóvenes que modelan los resultados esperados por la comunidad de fe en general”, dice Kinnaman. Desglosando el sentido de resiliencia de estos jóvenes que se esfuerzan por hacer de sus vidas un discipulado continuo, se puede observar una mayor tendencia a priorizar un testimonio personal efectivo y una transformación fruto de la experiencia personal con Dios, que no a encontrar sabios consejos en la iglesia para afrontar la rutina.

Así, mientras que el 94% de estos jóvenes afirman querer “usar sus talentos y dones para honrar a Dios”, el 70% cree que “puede recibir sabiduría en su iglesia para vivir de manera fiel en un mundo secular”. O aunque el 91% dice que la “alabanza es un estilo de vida, no un evento”, solo el 67% asegura sentirse “entusiasmado por la misión de la iglesia en el mundo actual”. Y el 72% piensa que su iglesia “realiza un buen trabajo en la ayuda para comprender cómo vivir la fe en el lugar de trabajo”. “Al conocer a los discípulos resilientes podemos descubrir qué experiencias y relacionas son más efectivas para aumentar la fe entre los cristianos exiliados”, señala Kinnaman.