El famoso actor Chris Pratt es conocido por su participación en muchas películas taquilleras, entre ellas las de la trilogía de Jurassic World, interpretando a Owen Grady, y varias películas del Universo Cinematográfico de Marvel, interpretando a Star Lord. Pero Pratt no solo es conocido por sus actuaciones en películas importantes a nivel mundial, sino por su afiliación al cristianismo. Por años, los medios de comunicación y la comunidad hollywoodense han identificado a este actor como alguien abiertamente religioso y defensor de los valores cristianos.
Famoso y rico (y cristiano) Recientemente, ha sido objeto de muchísima opinión por todas partes en internet, a favor y en contra, a causa de su fe. A finales de junio de 2022 fue entrevistado por la revista Men’s Health acerca del desarrollo de su carrera y por qué en los últimos años ha recibido tanta oposición[1]. Cuando se publicó la entrevista, un fragmento en particular recibió mucha atención por parte de los críticos. Pratt dijo lo siguiente:
No sabía que me convertiría en el rostro de la religión cuando en realidad no soy una persona religiosa. Creo que hay una distinción entre ser religioso, adherirse a las costumbres creadas por el hombre, muchas veces apropiándose del asombro reservado para quien creo que es un Dios muy real, y usarlo para controlar a las personas, para quitarles dinero, para abusar de los niños, para robar tierras, para justificar el odio.[2]
La situación de Chris Pratt nos hace pensar en muchas otras personas famosas que son conocidas por afirmar creer en el cristianismo; solo hace falta escribir “actores cristianos famosos” en Google para encontrar a cientos de ellos. El ver a tantas caras famosas hablando sobre la fe hace que surjan en muchos creyentes dos grandes cuestionamientos. Primero, ¿hay verdaderos cristianos en el mundo de la fama? Segundo, ¿cuál debería ser nuestra perspectiva sobre las estrellas que afirman ser creyentes? Vamos a tratar ambas preguntas en este artículo.
Entre la fama y la fe
Elvis Presley (1935-1977) fue uno de los íconos culturales más importantes del siglo XX. Su apodo es “el rey del Rock & Roll” y American Idol se refirió a él como “el más grande ícono mundial”, pues su éxito cantando y bailando en muchos géneros como el country, el pop, las baladas, el gospel y el blues no tuvo precedentes. Como solista tuvo el mayor número de ventas en la historia de la música popular y fue nominado a 14 premios Grammy.
Elvis es un buen ejemplo de cuán difícil es para una persona ser cristiana mientras atiende a las exigencias del mundo de la fama. A lo largo de su vida mostró un deseo genuino de vivir de acuerdo con la fe que le fue inculcada desde su infancia, pero la presión moral de su contexto siempre se lo impidió. Hammill, el predicador de la congregación de Elvis, cuenta que una noche de finales de los años 50, cuando su fama ya había crecido bastante, Elvis fue a su despacho y le dijo:
Pastor, soy el joven más miserable que pueda conocer, tengo todo el dinero que pueda necesitar, millones de fans y amigos, pero estoy haciendo lo que usted me enseñó que no hiciera, y no hago las cosas que me dijo que hiciera.
Según su amigo Gary Tillery, Elvis le dijo al final de su vida: “Todo lo que quiero es conocer la verdad, conocer y experimentar a Dios (…) Soy un buscador, eso es lo que soy.”
Si Elvis fue el rey del Rock & Roll, Johnny Cash fue el rey de la música country, pues sus canciones revolucionaron este género musical. Es considerado como uno de los músicos más influyentes del siglo XX. Aparte de sus logros con la música country, se destacó como cantautor de góspel, Rock & Roll y rockabilly. De niño fue a la iglesia regularmente y se encontró con la música a través de los himnos congregacionales.
Al igual que Elvis, cuando la fama de Cash comenzó a crecer, su fe comenzó a ser afectada por el contexto que lo rodeaba. Pronto comenzó a consumir anfetaminas y otro tipo de sustancias durante sus giras. Sobre este cambio en su vida, Cash dijo lo siguiente:
Me rebajé a un estado tan bajo que no podía comunicarme con Dios: no hay lugar más solitario en el que estar. Estaba separado de Dios, y ni siquiera intentaba invocarlo. Sabía que no había línea de comunicación (…) no quedaba nada de mí (…) Me había alejado tanto de Dios y de toda fuerza estabilizadora en mi vida que sentía que no había esperanza.
Elvis y Cash representan una realidad latente en la vida de todos los famosos: el contexto que los rodea ataca constantemente su fe. Incluso muchas personas opinan en las redes sociales que un cristiano famoso es un oxímoron, es decir, una contradicción, pues la demanda de humildad y santidad propias de la vida cristiana parecen opuestas a la idea misma de vivir en el mundo de la fama.
Sin embargo, ¿la vida en el mundo de la fama hace que el poder del evangelio quede completamente incapacitado para transformar una persona? Al respecto, en uno de los episodios de su podcast Confesiones, titulado Ricos, famosos y… ¿cristianos?[3], Justin Burkholder, autor de varios libros y pastor de la Iglesia Reforma en Ciudad de Guatemala, dice:
Hay quienes reaccionan [ante la conversión de un famoso] con una actitud muy sospechosa y denigrante, imponiendo sobre ellos nuevas reglas de conversión que no pondrían sobre otros; dudan de su arrepentimiento, diciendo que un arrepentimiento real traería ciertos comportamientos específicos, creando así una especie de legalismo.
Así, existe la tendencia a ver a los cristianos famosos con los ojos del legalismo, esperando de ellos cierta perfección en sus plataformas públicas. La opinión del pastor Burkholder coincide con las palabras del apóstol Pablo en 1 Timoteo 1:15: “Palabra fiel y digna de ser aceptada por todos: Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, entre los cuales yo soy el primero.” Si Cristo pudo salvar a Pablo, también puede salvar a cualquier famoso sin necesidad de obras y a pesar de sus pecados.
Tal es el caso de Jhonny Cash, quien con los años y gracias a la influencia de su esposa cristiana June Carter, volvió al camino de la fe sin dejar su fama. Incluso con el tiempo se convirtió en un evangelista y dirigió sus esfuerzos hacia los marginados de la sociedad:
Solo alguien que ha tenido un problema de este tipo (como el abuso de sustancias) puede tener un amor, una compasión y una comprensión totales hacia esas personas. Amo a los drogadictos. Y amo a los alcohólicos. Cuando Jesús dijo que fue enviado a sanar a los quebrantados de corazón y a predicar la liberación de los cautivos, creo que estas eran algunas de las personas a las que se refería… Si alguna persona perdida y solitaria en algún lugar de una cama sucia, dentro de una habitación oscura, puede ver la luz de Jesucristo en mí, entonces esa es mi recompensa.
Si bien Elvis Presley terminó sus años de una forma muy decadente debido a sus adicciones, no es posible decir que no creyó. Su historia es similar a la del ladrón en la cruz, quien en los últimos instantes de su vida pidió a Jesús que lo perdonara. Un amigo dijo lo siguiente sobre sus últimos momentos de vida:
Creo que, en sus últimas horas, Elvis Presley le pidió a Dios que lo perdonara (…) Sabía que cometió errores en la vida y se arrepintió de algunas de las decisiones que tomó. Durante sus horas finales, sí sabemos que Elvis fue a su piano y tocó canciones de Gospel. Dudo que tocara canciones Gospel en su piano todas las noches, así que, ¿quizás ese acto nos da alguna indicación de que Elvis estaba invocando a Dios? Yo creo que sí.
En conclusión, no les corresponde a las personas juzgar la fe de los famosos, sino reconocer que el evangelio tiene el poder de salvar y orar para que la fe que ellos profesan sea sincera. Aunque el contexto de la fama sea difícil, en realidad todos los creyentes existen en un mundo caído, y el evangelio tiene el poder de salvar a pecadores en cualquier situación.
¿Los nuevos “campeones de la fe”?
Retomando la situación reciente que mencionamos al inicio del artículo, Chris Pratt le contó a la revista Men’s Health que desde hace un par de años tiene muchos opositores a causa de su relación con la religión y que muchos han malinterpretado sus afirmaciones sobre su fe, especialmente la que hizo en 2018 durante una premiación de MTV, donde dijo: “Dios es real. Dios te ama. Dios quiere lo mejor para ti. Cree en eso.”[4]
En la actualidad, la controversia sobre su fe ha vuelto a popularizarse en las redes a causa de su entrevista con Men’s Health. Hay quienes interpretan la frase “no soy una persona religiosa” como una traición a la fe, mientras que otros como Andrew Erwin, director de películas cristianas como Woodlawn, han comunicado su apoyo a Pratt por defender sus creencias.
Es probable que las controversias que han surgido alrededor de la fe de Pratt y de otros cristianos famosos sea causada por las expectativas que sus seguidores construyen a su alrededor. De alguna manera, muchos esperan de los cristianos famosos que sean portavoces del evangelio con una mayor importancia que el resto de los creyentes, una especie de “campeones de la fe” que luchen por el cristianismo. En el podcast que mencionamos anteriormente, Burkholder describe el problema de la siguiente manera:
Hay personas que piensan que [los cristianos famosos] van a rescatar al cristianismo de ser visto como una religión antigua en su cosmovisión y van a hacer que tengamos nuevos modelos relevantes que den a entender una visión del cristianismo más actual (…) La gente pone toda su esperanza para el cristianismo en estas personas (…) Es trágico ver cuánta presión se pone sobre ellos, pues nunca podrán cumplir tales expectativas.
Ahora, es importante decir que hay cristianos famosos que abiertamente han decidido transformar su profesión en un ministerio. Un ejemplo de ello es el actor Kirk Cameron, conocido por su participación en películas cristianas como Fireproof.
Durante su infancia, Cameron trabajó como modelo y actor infantil en series como Maverick y Código Rojo, y fue particularmente reconocido por tener el personaje principal en la serie Growing Pains o, en español, ¡Cómo duele crecer!, una sitcom bastante reconocida en Estados Unidos en donde él actuó como Mike Seaver, un adolescente bastante problemático. Fue nominado dos veces a los premios Globos de Oro por su interpretación en esa serie. A los 18 años se convirtió al cristianismo y decidió enfocar su carrera en lo relacionado con la fe, de forma que solo actuó en películas cristianas de allí en adelante. Posteriormente creó el ministerio televisivo cristiano The Way of the Master junto con Ray Comfort y se convirtió en un pastor, predicador y apologista reconocido.
Hay quienes opinan que Cameron es demasiado radical en su fe y que varias de sus decisiones dentro del mundo de la fama, como el hecho de solo actuar en películas cristianas, afectan negativamente su testimonio. Sin embargo, dejando de lado las controversias alrededor de Cameron, el punto que queremos resaltar aquí es que muchas personas esperan que todos los cristianos famosos tomen un rumbo parecido, es decir, que se vuelvan reconocidos portavoces de la fe.
En el mismo episodio de Confesiones que ya mencionamos, Steven Morales, anciano de la Iglesia Reforma y director de contenido para el ministerio Radical, afirma que las expectativas sobre los cristianos famosos pueden representar un peligro para otros creyentes:
Es imprudente que [los cristianos famosos], a las pocas semanas de haberse convertido, ya están dirigiendo congresos, predicando en reuniones, y terminan volviéndose el ejemplo de maestros cristianos que la juventud necesita.
Morales y Burkholder resaltan a lo largo del podcast que es un error pensar que el cristianismo necesita de estas voces famosas para que el mensaje sea relevante y que, de acuerdo con la Biblia, Dios también ha decidido utilizar a creyentes sin ningún tipo de reconocimiento público para extender su mensaje en el mundo. Así, el problema en la controversia de Pratt y de otros cristianos famosos no es específicamente si son creyentes reales o no, sino que se espera de ellos demasiado por haber confesado el cristianismo.
Conclusión: expectativas correctas
¿Cómo deberían, entonces, los creyentes pensar sobre los cristianos famosos que generan tanta controversia en los medios masivos de difusión? De lo que hemos discutido en el artículo, hay al menos tres pasos prácticos que podemos extraer.
Primero, debemos considerar que el poder del evangelio es lo suficientemente grande para salvar a cualquier persona en cualquier contexto, y que, por lo tanto, no debemos juzgar a estos cristianos famosos con legalismo. Segundo, debemos tener expectativas correctas sobre estos cristianos famosos, reconociendo que, al igual que todos los demás creyentes, no son perfectos, van a demorar en crecer y que no necesariamente van a convertirse en voceros del evangelio con más importancia que los creyentes comunes. Tercero, no debemos poner nuestra confianza en los cristianos famosos para la proclamación del evangelio, sino que esta es una labor de todos los creyentes en el mundo.
Así, cuando escuchemos que otro famoso se ha convertido al evangelio, no tratemos de ser detectives para averiguar cuán sincera es su fe, sino que oremos por ellos, esperando que la misericordia de Dios les permita perseverar en el difícil contexto en el que han sido puestos soberanamente.
[1] La entrevista completa está disponible en inglés.
[2] Traducción. El texto original en inglés es el siguiente: I didn’t know that I would kind of become the face of religion when really I’m not a religious person. I think there’s a distinction between being religious—adhering to the customs created by man, oftentimes appropriating the awe reserved for who I believe is a very real God—and using it to control people, to take money from people, to abuse children, to steal land, to justify hatred.
[3] Episodio.
[4] Discurso original de Chris Pratt en la premiación de MTV en 2018.