El pasado 26 de abril los Hermanos de la Caridad, congregación laica masculina de Derecho Pontificio, desataron la polémica después de que la revista Tertio anunciara que realizarán la eutanasia a todo aquel que lo pida en los hospitales que gestionan en Bélgica.

En este país la eutanasia es legal desde hace 15 años. De hecho, desde hace dos, también es legal realizársela a niños. Poco a poco se pretende que esta práctica pueda administrarse a cualquiera que lo solicite, sea cual sea su circunstancia. Más de 2.000 personas murieron de esta forma en Bélgica en 2016 y la cifra no hace más que aumentar.

Ante esta situación, la Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas (FIAMC), ha escrito un comunicado en el que expresa la “preocupación” que siente su afiliada belga, la Sociedad Médica Belga de san Lucas, sobre este hecho.

Según Vincent Kemme, experto en bioética y creador de este documento, “la justificación de esta decisión es insuficiente tanto desde el punto de vista cristiano como desde el personalista”.
“Los Hermanos de la Caridad consideran el derecho a la vida como un valor que no debe oponerse a la autonomía del paciente en vez de tomarlo como un valor absoluto”, prosigue Kemme. “Por esa regla de tres podríamos relativizar cualquier valor”.

Esta igualación de valores es, según Kemme, “peligrosa”, y puede llevar a la confusión. “La autonomía del paciente no debe anteponerse nunca a la dignidad de la vida”. Realizar la eutanasia a un paciente es un acto contradictorio: “Al respetar la supuesta autonomía de un paciente terminando con su vida, se termina también con esa autonomía que con tanto escrúpulo respetábamos. El argumento que apela a la autonomía del paciente se auto refuta”.

«Soluciones prácticas»
Kemme se preocupa especialmente por los casos en los que la enfermedad del paciente no es terminal: “Muchos expertos consideran que la opción de la eutanasia debería ser prohibida en estos casos, ya que el sufrimiento (en especial psíquico) que pasan muchos de estos pacientes no siempre es en vano, ya que hay posibilidad de que se recuperen”.

“También es cuestionable hasta que punto un paciente en este estado elige de forma “autónoma”. Esto abre la puerta a que aquellas personas que rodean al paciente decidan por él, optando así por una “solución práctica”.

Para Kemme esta decisión no interesa ni a la persona ni a la sociedad, que ahora se ve “legitimada” incluso “de una forma cristiana” a deshacerse de enfermos graves. El comunicado finaliza expresando la “pena” que la sede central en Roma de los Hermanos de la Caridad siente ante la decisión de “una comunidad que ha hecho tanto bien en Bélgica”.